JARA, abuelita rescatada del maltrato y la desidia.  Estaba hecha un cisco, llena de bichos y de rastas, sucia y triste.  Ahora se encuentra en una casa de acogida con otro peludo y se relaciona perfectamente.  Está feliz, duerme caliente, puede comer y beber cuando quiera, le dan mimos y va a recibir la asistencia veterinaria que necesita.  Es una perrica muy agradecida, está muy contenta y juega mucho con el otro perrico.  Está en tratamiento por mastitis mientras espera su operación.